Con la tecnología de Blogger.

Nunca voy a dejar de hablar del Lollapalooza


Como expliqué en mi post anterior, mi fin de semana fue de dedicación exclusiva al Lollapalooza en Chile, cosa que aunque no se planeó así llegó en el momento ideal para sacarme de la mente la noticia de la muerte de Camila, algo que aún hoy me da ganas de llorar... Pero mejor pasemos a temas más felices, como la reseña que escribí de ambos días del Lolla para SmartMusic y que ahora quiero postear aquí, con fotos incluidas.



En la vida de un melómano hay ciertos acontecimientos que llevan un nivel extra de importancia y que de ninguna manera se pueden dejar pasar, uno de ellos es el festival de verano. En mi caso, me estrené con la segunda edición del Lollapalooza en Santiago de Chile.

Desde Venezuela uno escucha hablar de aquellos lejanos eventos que juntan a un cartel interminable de artistas a quienes nosotros allá nos conformaríamos con ver tan sólo una vez y sin acompañantes. Pasas tu vida viendo las presentaciones con dos días de atraso en Youtube, o si nos acercamos un poco más al presente, por stream, mientras te imaginas algún día paseando sin franela, agarrando sol y bailando frente a una tarima entre la gente más linda que has visto jamás para ver a las bandas más increíbles que pueden existir. Así se van armando las expectativas hasta que llega el momento en el que por fin te toca… Y todo resulta mejor de lo que te imaginaste.


  • Día 1: 


Son las 12:25 del mediodía en Santiago, el sol no da para más y yo voy entrando al Parque O’Higgins para comenzar con esto. Me toca correr porque me quedé dormida y ya ESDLCP empezó a mezclar en el Perry’s Stage hace diez minutos y no me quiero perder más nada. Después de un poco de confusión con respecto al mapa y la ubicación del escenario entro al Movistar Arena, que a esta hora está bastante vacío. A ojo diría que somos unas doscientas personas las que estamos aquí para escuchar las mezclas de José Manuel Cerda, lo cual para mí no representa ningún problema, total, más espacio me queda para bailar tranquila.



Termina el show y me quedo adentro esperando a Adrianigual, mi idea en este país es ver a todos esos chilenos que sigo desde que estaba en Venezuela pero aún no he tenido chance de cachar. Cada vez son menos los que me faltan por tachar en esa lista y el Lollapalooza me lo hace aún más fácil. Con su blazer estampado de leopardo en medio de aquel calor se monta el susodicho a hacer de las suyas. Baila mejor que cualquier chileno que haya visto, eso es seguro, y a pesar de lo delgado su presencia en ese escenario es la de un gigante mientras canta “Siglo XXI”, “Arde Santiago” y todos pegamos brincos.




Felipe, quien me acompañó durante el show, me convence de quedarme a ver a Ritmo Machine, la verdad es que mi horario para ese primer día está bastante relajado así que por qué no. Fue una buena decisión. Aunque hasta entonces era muy poco lo que los conocía es espectacular el show que montan Chico Claudio, Latin Bitman y Eric Bobo, acompañados estelarmente por C-Funk (Los Tetas) y Pancho G (Mawashi), sacando la vena caribeña quién sabe de dónde con “Welcome To The Ritmo Machine”, “El Diablo” y más.

Tras un necesario almuerzo y una pasada por Thievery Corporation, Pretty Lights y hasta el Kidzapalooza para ver a 31 Minutos y su "amigo mexicano" - a quien los demás conocemos como Cosme, de Café Tacuba - ya yo me he adaptado muy bien a esto de ir paseando entre los escenarios asomándome a ver quién toca, eso al menos hasta las siete de la noche cuando en mi horario están bien marcados Crosses y Cage The Elephant, casi al mismo tiempo.



Después de un excelente show de Crosses y uno medio aburrido de Cage The Elephant toca ver a Arctic Monkeys. Como es de esperar los alrededores del Coca Cola Stage están a rebosar y si bien la banda liderada por Alex Turner toca sus mejores canciones y da un espectáculo tan regio como es de esperarse, uno por dentro desea que se les olvidara sólo por hoy que son británicos y tienen que cumplir con el estereotipo de frialdad que se les achaca. Una sonrisita no habría estado de más muchachos.


Filmado por Felipe., quien estuvo en la cancha y vivió para contarlo.

Ahora, llegan las 9:30 y el cerebro me dice que debo ver el show completo de Björk, pero mis pies son más poderosos y me llevan de vuelta al Perry’s Stage a ver la última hora de Calvin Harris. El Movistar Arena está a reventar, sólo con Morrissey lo había visto así, con la gran diferencia de que esta vez uno no sabe si lo que siente bajo los pies es un terremoto o el efecto de trece mil personas saltando y bailando al mismo tiempo. Es verdad que me perdí más de la mitad de una de las mujeres más importantes en la historia de la música moderna, pero no me arrepiento de nada porque Calvin se la comió.




Se acaba aquello y salgo corriendo a ver lo que queda de Björk, no fue tanto lo que me perdí porque aún queda una hora más de un show donde uno no sabe si mirarla a ella o al coro de diecisiete ninfas que la acompañan cantando tanto temas de Biophilia, su último disco, como los clásicos “Hidden Place” y “Army of Me”.


  • Día 2: 




Habiendo vivido casi toda mi vida en Maracaibo, bajo sus temperaturas extremas de 35 -38 °C, si hace dos meses me hubiesen dicho que iba a estar ahogándome del calor bajo 29 grados de temperatura me habría reído mucho, pero eso fue hace mes y medio, no ahora. Yo no soy la única que está sufriendo, se nota, pero me aguanto todo por seguir con el segundo día y para mí, el más importante del Lollapalooza, empezando por Alex Anwandter en el Alternative Stage, quien además de cantar varias de mis favoritas como “Bailar y Llorar”, “Casa Latina y “Cabros” – de sus tiempos en Odisea – le hace el homenaje más emotivo que he escuchado en toda la jornada a Daniel Zamudio con “Tatuaje.

A la una en punto termina Alex y comienza mi corredera hasta el Claro-LG Stage para ver a Foster The People, quienes más que un concierto dieron una fiesta, y pasar toda una hora bailando, saltando y coreando cada tema de “Torches”. Lástima que me perdí el gran final con “Pumped Up Kicks”, pero en estos casos hay que priorizar y necesitaba lanzarme hasta el otro extremo del parque a tiempo para ver a Friendly Fires bien de cerca.



Ed Mcfarlane bailará terrible, pero lo hace con tanta seguridad y él y el resto de la banda llenan ese escenario de tal manera que uno no puede sino aplaudirlos hasta que se le enrojecen las manos. El calor ya llegaba al punto de la desesperación y todos, hasta ellos mismos, estábamos bañados en sudor, pero no por eso íbamos a dejar de cantar con “Jump In The Pool”, “Hawaiian Air”, “Paris” y “Live Those Days Tonight”. Definitivamente uno de las mejores cosas que vi en todo el fin de semana.

Llegó el turno de Band of Horses, a quienes estoy esperando por ver en vivo desde hace como cinco años y no me decepcionan en lo absoluto, pasando por todas las grandes de “Everything All The Time”, para mí su mejor disco, y unas cuantas más de “Infinite Arms”. Ya para este punto no aguanto el calor y el sol en la cabeza así que antes de ir a ver a TV On The Radio decido pasar por la única “sombrita” segura que conozco y me meto en el Perry’s Stage a ver a Crystal Method un rato. Sin querer queriendo termino bailando más de la mitad del set, con aparición de Foster The People en el escenario incluida, casi como para compensar el hecho de que no los vi tocando el hit con el que se dieron a conocer y que Crystal Method remezcló.



De pronto me acuerdo de TV On The Radio y toca correr de nuevo, llegando justo a tiempo para escuchar “Golden Age”, no sin antes hacer una parada técnica y terminar almorzando sentada en la grama, escuchando a Tumde Abedimpe mientras pedía al público que le cantara el cumpleaños a su abuela, quien según él ese día estaba celebrando algo así como los 285 años. Se termina esto y empiezo mi recorrido por el parque hacia el Alternative Stage para ver a Peaches que se montaba hora y media más tarde y a quien necesitaba ver desde primera fila, claro que voy con calma para que me dé chance de agarrar a Joan Jett. Es ahí cuando me pasa lo que nunca me hubiese imaginado y me consigo a Tyler Ramsey y Bill Reynolds de Band of Horses muy relajados viendo a la gran Joan.




Después de mi momento de fan enamorada, mucha tembladera, las respectivas fotos y una breve conversa que me dejó como adolescente viendo a Justin Bieber, me voy moviendo un poco más hacia el Alternative, a tiempo para la última media hora de Ilyia Kuryaki and The Valderramas quienes tenían aquel rinconcito repleto de gente disfrutando de las muy coreables “Funky Futurista” y “Abarajame”.

A lo que esto se acaba sale aquel montón de gente a ver a MGMT, yo también quiero, pero Peaches lleva mucho más peso en esa balanza así que ahí me quedo, pegadita a la baranda para verla salir con su look tan particular a dar brincos por aquel escenario, lanzarle champaña al público, azotar a sus bailarinas y montar un show que un amigo antes me había descrito de esta misma forma: “IN-CRE- Í-BLE”. Tuvo toda la razón.



Unos quince minutos antes que se acabe decido hacer lo posible por alcanzar lo que queda de MGMT, por suerte logro llegar con “Weekend Wars”, la cual pareciera cerrar el show, pero por supuesto que se necesita un encore y regresan con “Time To Pretend”. Aunque en un principio pensé que mi opinión debía estar mal gracias a lo poco que alcancé a ver de ellos, los comentarios posteriores me hicieron darme cuenta de que efectivamente, a MGMT le faltó emoción en el Coca Cola Stage. Quién sabe, quizás no era el momento oportuno, aún les tengo la fe suficiente como para verlos de nuevo, esta vez de principio a fin.



Una buena distribución del tiempo y la cercanía entre escenarios me permitió entrar al Perry’s de nuevo a ver por qué tanto alboroto con Skrillex, además de cumplir mi fantasía adolescente de ver alguna vez a Sonny Moore, porque para mí él nunca va a dejar de ser el vocalista de From First To Last por quien me desvivía en mis tiempos de niña emo. Si bien el Arena estaba que explotaba algo en mí no aguanta el dubstep por más de veinte minutos así que eso fue todo lo que me pude quedar ahí dentro, además, ya era hora de ver a Foo Fighters y aunque no hubiese querido hacerlo, bandas como esa son obligatorias.

Aquel espectáculo programado para ser de no más de dos horas y media terminó convirtiéndose en uno de tres horas, durante las cuales Foo Fighters tocó frente a una cantidad inimaginable de gente, un público tan grande y tan entregado al momento que hasta en las caras de los integrantes se notaba que simplemente no lo podían creer. El carisma y el genio de Dave se hacen sentir, sin importar cuántos miles de personas hayan entre tú y él, y tras un espectáculo que no se debió haber acabado nunca puedo decir, con toda la propiedad del mundo, que nadie sabe todo lo que verdaderamente es Foo Fighters hasta que no los llega a ver en vivo.

Pasaron por todas, “Everlong”, “Breakout”, “White Limo”, “Learn To Fly”, “Rope”, “My Heroe”, “Wheels” e incluso un cover que nadie se pudo haber imaginado de “Bad Reputation”, acompañado nada más y nada menos que por la autora de tal temazo y la merecedora del título de “héroe” que Dave le dio al presentarla: Joan Jett. En su primer show en Chile esta banda arrasó con todo, aún cuando se suponía que ya habían terminado nadie, absolutamente nadie se movió de su puesto. Todos necesitábamos más y ellos se encargaron de dárnoslo, prometiendo volver pronto al país que los recibió como los grandes que son y cerrando con broche de oro un festival que ninguno de nosotros va a olvidar jamás.

Si te interesa ver más fotos puedes pasar por mi Flickr.

0 comentarios: