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Entiendo que estéis enojados, pero...


... ¡mejor miremos a este gatito!


Ahora, hablando en serio y de vuelta al tema.

Yael Farache es la chica detrás del blog Acapulco70. Si bien no siempre estoy de acuerdo con ella este se ha ido convirtiendo en uno de esos blogs que no me puedo perder.

Yael tiene opiniones bastante fuertes, capaces de generar en varios casos una gran controversia, como lo que escribe respecto al 15M o la política en general.

Pero este post no se trata de ella, ni de su blog. Se trata más bien de una, podríamos llamarlo epifanía, que me llegó al leer uno de sus artículos.

En "Entiendo Que Estéis Indignados..." Yael explica su posición ante las protestas, un tema bastante recurrente en su blog, pero a lo que yo quiero llegar es a este fragmento en específico:


Las manifestaciones pueden ser un juego de “si no fuera por ti”. El que protesta usa la manifestación para depositar la culpa de su situación en el otro. La manifestación es una forma de exorcisarse de la responsabilidad de conducir la propia vida. Cuando un manifestante le dice al gobierno: “por tu culpa no tengo un empleo”, o a la compañía de electricidad: “por tu culpa no me alcanza el dinero”, o a los bancos: “por tu culpa me quedé sin casa”, lo que el manifestante no se dice a sí mismo es: “la culpa de esto no es mía, y por lo tanto no es mi responsabilidad resolver el problema, soy libre de quedarme en donde estoy”.

Cuando vas a protestar estás haciendo algo que va en contra de tu propio interés. Le estás dando más poder al que esta en el poder, no por la reacción de quienes están a favor, sino porque basicamente le estás diciendo al gobierno que ellos son los responsables, que abdicas de tu libertad y depositas en ellos la responsabilidad de gestionar tu vida, que no estás en capacidad de resolver las cosas por tu cuenta. Así reafirmas que el gobierno de turno es el poderoso y tú eres solo una víctima de las circunstancias cuando eso no es así.

La realidad es que “¡Indignaos!” no es una invitación a la acción, no te invita a actuar. Es más bien una invitación a la pasividad. A delegar el mando, a dejar la solución de los problemas que te afectan en manos de otro, pero sin sentirte culpable porque de cara a ti mismo y a la gente tú estás indignado. Enmascaras la pasividad (lo que no se dice) con la protesta (lo que se dice).
Ella se refiere mucho, no sólo en este sino en sus demás artículos y hasta en su "filosofía de vida", por llamarla de alguna manera, a esta costumbre humana de delegar las responsabilidades y objetivos de nuestras propias vidas en otros: El banco, el gobierno, el jefe, los padres, la pareja, la ciudad en la que vivimos. Según Yael, nos hemos malacostumbrado a protestar y pelear ante todas estas entidades porque las cosas no salen como nosotros queremos que salgan.

Los de Occupy WallStreet protestan ante el 1% porque están endeudados, los estudiantes chilenos protestan ante el gobierno por no poder costear la universidad y los venezolanos protestan ante Chávez por la inseguridad, la inflación, el desempleo y pare de contar.

Todos protestamos y peleamos para que alguien más resuelva nuestros problemas, pero se nos olvida que la resolución de estos empieza por nosotros.

Yael hace sus llamados de acción a dejar de echarle la culpa a otro y empezar el cambio por nuestra cuenta, que dejemos de pensar que la universidad nos va a resolver la vida, que vivamos una vida simple, qué sé yo que otra cosa. Con algunas de estas ideas estoy de acuerdo, con otras no tanto, pero el caso es que cada vez que leía algo al respecto una vocecita en mi cabeza decía "todo muy bien, pero ¿qué hace un venezolano común y corriente, de cualquier clase social y cualquier ciudad, para resolver todo el tema de la delincuencia? ¿Qué otra opción aparte de protestar al gobierno para que haga su trabajo y resuelva eso tienes?". Por muchísimo tiempo se me escapó la respuesta.

Ciudades de violencia, más que de despedidas


Una de las cosas que más me molestó de todo el temita de "Caracas, Ciudad de Despedidas" no fue el documental en sí, ni siquiera sus protagonistas, sino la reacción desmedida que se desató en contra de este. Lo admito, yo también lo detesté, critiqué lo que dijeron en él, me reí de los memes y usé el #meiríademasiado, pero una cosa es reírte y hacer chiste un rato y otra es hacer esta clase de exclamaciones:





Y ojo, que estas reacciones no salen únicamente por un video bobo en Youtube. 

Por este mismo lado van las opiniones de varios respecto a la situación de  los reclusos en La Planta:




Y hasta a algo tan trivial e inocente como un insecto lo tratamos de tal manera:


Y entonces hablamos de la violencia en Venezuela, de lo corrompida que está la sociedad, de lo cruel que es la gente... Ya, estamos claros que despotricar por Twitter no es lo mismo que apuntarle a la cara a alguien con una pistola, pero las palabras también afectan, el abuso verbal también es violencia, y sino ¿Qué me dicen del bullying cuya discusión está ahora tan de moda?

¿Por qué exigimos paz si nosotros mismos somos incapaces de procurarla? 

Imagina un niño que crece en una casa donde toda su familia reacciona ante sus rabietas y quienes le disgustan deseando muerte, violación y tortura al culpable. Un niño a quien su papá le enseña que está bien gritarle e invocarle cualquier clase de sufrimientos al que lo contrarie o le moleste ¿Qué le espera a ese niño en su vida si crece alrededor de tanta violencia? Creo que quienes hemos vivido en Venezuela sabemos muy bien la respuesta: La encontramos en la calle todos los días y a cualquier hora, la vemos en las páginas de "Sucesos" de los periódicos y fácilmente nos la topamos cara a cara, con arma en mano y un grito de "¡Quieto!" una madrugada desprevenida. 

Vivimos reclamándole al gobierno que se encargue de resolver nuestros problemas. Nos quejamos de su ineficiencia por atender toda clase de situaciones como la de las cárceles de La Planta o El Rodeo, por no querer hacer nada excepto echarle la culpa a otro más de los miles de asesinatos anuales en el país, nos alzamos, reclamamos, los artistas se indignan y organizan un concierto, creamos hashtags para demandar atención, pero resulta que a la hora de la verdad nosotros no somos mejores que ellos. 

Así como Iris Varela le responde con la misma grosería que usa quien se decide a insultarla por Twitter, así reaccionamos nosotros ante el más mínimo estímulo, para cinco minutos después demandar un cese a la violencia.

Ahora por fin entiendo lo que Yael quiere decir. 

La verdad es que, a expensas de sonar como frase inspiracional de Tumblr, no podemos exigir cambio si nosotros mismos somos parte del problema.

La próxima vez que alguien te ofenda y tu primer instinto sea llenar 140 caracteres de odio, morbosidades y deseos de muerte, piensa un poco antes de apretar Send, no querrás rebajarte al mismo nivel de aquellos de quienes tanto te quejas. 

Link Love


Hoy ha sido un día lento, uno de esos domingos atravesados en medio de la semana y disfrazados de "feriado".

Como sé lo aburrido que puede ser el día se me ocurrió hacer un pequeño recopilatorio de algunas cositas interesantes con las que me he encontrado estos últimos días, algunas, incluso, me han provisto de ciertos temas e ideas para futuros posts intensos de esos que tanto me gusta publicar por aquí.

- Esta semana salió la noticia de una niña de 13 años exigiendo a la revista Seventeen publicar al menos un editorial sin retoques al mes, la petición fue enviada a través de Change.org y en esta entrevista, Anaheed de Rookie Mag habla directamente Shelby Knox, la directora de ese sitio, quien a su vez se hizo famosa por manifestarse cuando tenía quince años en contra de la manera en que su escuela enseñaba educación sexual promoviendo la abstinencia.

- Johah Weiner, colaborador de las revistas Slate y Rolling Stone, escribe y publica en su página web una serie de entrevistas con escritores. La que comparto aquí es una conversación con Vanessa Grigoriadis, también colaboradora de Rolling Stone, New York Magazine y más, sobre algunos de los "trucos" que ella utiliza al momento de entrevistar.

- Para aquellos que viven pensando en todas las maneras en las que el mundo puede acabarse, aquí hay cinco apocalipsis de película que serían imposibles en la vida real.

- Siguiendo en el tema de las entrevistas, Liz Colville seleciona para Thought Catalog sus diez favoritas.

- Cuando vivía en Venezuela escuché muchas veces una queja sobre la escena musical actual del país: "Todos son los mismos". Si bien este artículo publicado en el blog POTQ se refiere al pop chileno y no al rock venezolano, se enfrenta a esa misma queja y explica por qué ella no tiene validez. Cambiará el género o la nacionalidad, pero definitivamente puede ser aplicado al caso venezolano.

- Una de las cosas que me ha llamado la atención en mi carrera desde que estaba en la universidad es todo el tema de "los nuevos medios" y el "periodismo digital". Digo, a estas alturas de la vida el internet no tiene nada de nuevo, y muchísimo menos para mi generación y las que vienen detrás, además, el periodismo, por como yo lo entiendo, sigue siendo periodismo sin importar si se transmite por un televisor, una radio o un blog. Este post de Gabriel Labraña se refiere justo a eso.

- Tao Lin es considerado una de las nuevas voces de la literatura actual, yo aún estoy por leer su novela estrella, Richard Yates, pero sí soy seguidora de sus publicaciones en Thought Catalog y Vice desde hace tiempo. Aquí, Tao hace un top 10 de sus artículos no publicados. Teniendo yo misma una enorme lista de "borradores" jamás terminados, se siente ver saber que no soy la única que deja las cosas botadas tras dos frases escritas.

- Por último, aquí hay una entretenida comparación entre un editorial de Victoria's Secret de 1979 con los actuales. Aunque los "ángeles" ahora cuentan con el photoshop y la silicona para mejorarlo todo, las de hace tres décadas no le tenían nada de miedo a mostrar pezones y excederse con el bronceado falso.
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