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La foto del carnet


De una semana para acá las temperaturas bajaron drásticamente, lo suficiente como para que uno tenga que salir de su casa enrollado en tela. Si bien yo no estoy en lo absoluto acostumbrada a este tipo de frío, precisamente por eso es que le tengo cariño - hasta que llegue el invierno, que lo que me da es miedo. Después de pasar tantos años llorando por el calor asqueroso de Maracaibo decidí que no me voy a quejar sino que más bien voy a aprovechar esto, y qué mejor manera de hacerlo que con muchas capas de ropa otoñal.

Toda la vida he tenido fascinación por los abrigos, las chaquetas y las capas de ropa. Mientras más capas pueda meter en mi atuendo, mejor. En Maracaibo mi closet estaba lleno de chaquetas que usaba únicamente para ir al trabajo, las capas se limitaban a una franelilla sobre otra y las ganas de tener un sobretodo que lanzarme encima siempre tuve que aguantármelas... ¡PUES YA NO MÁS! - leáse eso con voz en off de infomercial.





Esta semana fui a que me estamparan mi visa en el pasaporte y a sacarme el carnet de identidad, oficial y legalmente soy residente chilena ¡denme un aplauso por favor!. Me tocó caminar por todo el centro con una temperatura no mayor a los 14°, cosa que para nosotros los maracuchos es casi que cercano al punto de congelación, por lo que un buen abrigo era más que necesario. 

En cuanto al vestido, es definitivamente una de las mejores compras que he hecho aquí. Lo conseguí en Patronato y no habrá costado más de tres dólares, es de algodón, lo que lo hace no sólo súper cómodo sino también calientito y delicioso. El color es lo que más me gusta de él y lo primero que me llamó la atención, ahora que todo el mundo anda de negro y gris es como refrescante ponerse algo tan brillante.

En otro orden de ideas, quizás se fijaron que el blog tuvo un ligero cambio de look. Estaba más que merecido con más de seis meses con el mismo layout; yo ni siquiera me aguanto seis meses con el mismo estilo de cabello.

En la parte de arriba, justo encima del banner, quedaron las etiquetas para así poder encontrar las cosas más fácilmente, si tienen ganas de leer intensidades dan click a mis "Filosofadas" y si se les antoja más bien escuchar algo de música o leer alguna de mis reseñas, ahí mismito está el link.



¡Feliz día del libro!


El día de hoy en Santiago fue como para celebrar el día del libro a todo dar: Acostado en cama, con una taza de té caliente y tu libro favorito acompañándote.


Lamentablemente para mí cayó lunes así que tuve que dejar el festejo a un lado para leer las noticias en la oficina con un tarro de café, pero eso no quiere decir que no pueda hacer mi parte y que no tenga a mi lado una copia del libro al que estoy pegada desde hace rato y que por diversas distracciones no he podido terminar, El Afgano de Frederick Forsyth.

Sin embargo, para continuar promoviendo el día de una de las cosas más bonitas que nos ha traído el mundo se me ocurrió colocar los links descargables para varios de mis libros favoritos, uno para todos los gustos.

1. Invisible Monsters - Chuck Palahniuk: La mayoría de la gente conoce a Chuck por Fight Club, y si bien este libro - y la adaptación al cine - es excelente, para mí su verdadera obra maestra es esta. Invisible Monsters es tan crudo, brutal y entretenido como puede ser algo escrito por Palahniuk, mas entre todas sus obras, esta para mí es especialmente relevante por tener el poder de cambiar percepciones al máximo, no en vano su portada se convirtió en uno de mis tatuajes más preciados.

2. The Great Gatsby - F. Scott Fitzgerald: No me gusta mucho recomendar clásicos, y la verdad es que ni siquiera soy tan fanática de la mayoría, pero este no tiene comparación. La historia de amor/desamor entre Daisy y Gatsby es para mí la mejor lograda en la literatura, a pesar, o quizás incluso gracias a que su final no es en lo absoluto feliz. Algunos hablan de este libro como el responsable de marcar y definir a una generación y a mí, al menos, me marcó el final de la adolescencia.

3. Sin Tetas No Hay Paraíso - Gustavo Bolívar Moreno: Ya sé, la mayoría de la gente piensa en ese título y se acuerda es de la novela para la televisión. La verdad es que yo nunca la vi así que no tengo idea de qué tan buena o mala pueda ser ni que tan fiel sea al libro pero lo que sí puedo decir es que este fue uno de los mejores y más gratamente sorprendentes hallazgos que he tenido en cuanto a literatura. La narración es sumamente fuerte y gráfica, llegando incluso a traumatizar un poco, al menos eso fue lo que me pasó cuando lo leí, sin embargo el manejo del drama y las imágenes que su autor logra meterte en la cabeza hacen de esta una historia inolvidable.

4. Casas Muertas - Miguel Otero Silva: Este es el típico libro que te mandan a leer cuando estás en el colegio, pero a diferencia de la mayoría de esas novelas esta no sólo la devoré en un fin de semana sino que la he retomado una y otra vez a lo largo de los años para darme cuenta que cada vez que la leo es mejor y la historia se vuelve incluso, más sombría, decadente e impresionante.

5. Looking for Alaska - John Green: Por lo que tengo entendido Looking For Alaska fue la primera novela de John Green, no sé qué edad tendría cuando la escribió pero en su narración se nota cierta inmadurez que, al contrario de lo que uno podría pensar, le agrega un toque aún más personal a la historia. De pronto cuando lo estás leyendo se te olvida que es una obra de ficción y piensas que en verdad estás husmeando en el diario de un adolescente. Cuando lo leí ya había pasado los veinte pero todo el tiempo sentía que tenía dieciséis de nuevo y que Alaska podría haber sido mi mejor amiga.

6. Siete Relatos de Horror y Suspenso - Edgar Allan Poe: Esta en sí es una colección de cuentos, como su nombre lo dice, mas eso no impide que sea mi libro favorito de Poe. No es necesario denotar que la manera en la que él escribía hace que te sumerjas por completo en la historia hasta el punto de olvidar que eres el lector y empezar a creer que eres uno de los personajes. Sé que cuando leí El Pozo y el Péndulo casi podía sentir esa navaja oscilando encima de mi cuerpo.

7. Hija de la Fortuna - Isabel Allende: Mucha gente ama y mucha gente odia a Isabel Allende, yo confieso que estoy en el lado de los que la aman. Hija de la Fortuna fue una de las primeras novelas "de grande" que leí cuando era niña y por un momento también me creí Eliza, su protagonista. De hecho, ahora que lo pienso, tengo la costumbre de meterme tanto en los personajes que me gustan que se me olvidan que no somos la misma persona, mas no creo que aquello tenga nada de malo.

8. Ceremonias - Julio Cortázar: La mayoría de la gente que recomienda a Cortázar habla de Rayuela. Aquel es un libro excelente, pero para mí la mejor manera de entrarle a este autor y de conocerlo es a través de esta colección de cuentos. Buscando y buscando links no conseguí nada, pero si descubrí que esta es una compilación de dos de sus obras: Final del Juego y Las Armas Secretas. La verdad es que Ceremonias fue un libro con el que me topé en la biblioteca familiar, era parte de una colección que el periódico El Nacional regaló hace años y que en mi casa estaba completita y hasta repetida - gracias papi y mami, los amo - así que no tenía ni idea que se trataba de dos libros en uno. Todos los días se aprende algo nuevo.

9. La Otra Isla - Francisco Suniaga: De este libro busqué hasta que me cansé pero no conseguí link de descarga, sólo este fragmento que enlacé al título, sin embargo, no quise dejarlo afuera porque esta lista se trata precisamente de mis favoritos y no merece ser olvidado por el simple hecho de no estar disponible para la piratería. Así que más bien lo voy a poner acá como recordatorio, para que lo busquen, lo compren y lo lean, cosa de la que estoy segura nadie se va a arrepentir. Supe de Francisco Suniaga por un curso de escritura creativa que, por andar aburrida y no tener nada mejor que hacer, decidí tomar. Resultó que el tipo es un escritor excelente y un maestro aún mejor, durante el curso nos habló un poco del proceso de escritura de esta novela y me pareció tan interesante que salí a comprarlo de una. Ella está situada en la Isla de Margarita, sin embargo, es una visión totalmente distinta a la que la mayoría tenemos de ella, de hecho, él la describía como "La Margarita que sólo los que vivimos ahí conocemos". Una historia de suspenso y crimen, para nosotros, los que en otra vida fuimos detectives.

Esa ha sido mi selección por los momentos, podría haberla hecho mucho más larga e incluso tenía planeado eso pero supongo que no se debe abusar, nueve ya es un buen número.


On demand


Este no es un blog de moda, nunca lo ha sido ni he querido que lo sea. Sin embargo, en busca de complacer a mis amigos en Venezuela y atender a sus constantes peticiones de fotos mías y lo que me pongo, he decidido empezar a colocar por aquí, de vez en cuando, algunas fotos.

Esto fue lo que usé este sábado para el cumpleaños de mi amigo Rodrigo, quien lo celebró como deberían de celebrarse todos los cumpleaños: Con un rico asado en una azotea. Afortunadamente el clima colaboró con la ocasión y el día estuvo riquísimo, algo caluroso para ser otoño, pero fresco al fin.






Lo más lindo de este conjunto diría yo que es el collar de mamushka, del cual me enamoré en una tienda en Patronato. También de esa zona fue de donde saqué los leggings y el sweater. Aunque se me ha ido todo el dinero allá al menos todo lo que he encontrado ha valido la pena y ha salido por precios increíbles.

Cuando los memes, Instagram y el high fashion se juntan


Lo ames, lo odies o estés lamentándote porque ahora es mainstream, Instagram está en todos lados y es momento de aceptarlo. Toda la idea de que está arruinando la fotografía es tan estúpida como aquella de que los blogs y las redes sociales están arruinando o arruinaron los medios de comunicación tradicionales, aunque esa es discusión para otro post, pero como prueba de ello, tenemos a Nick Knight, uno de los fotógrafos más importantes del mundo - y un favorito personal - haciendo la primera sesión fotográfica de alta costura utilizando nada más y nada menos que su teléfono celular y la dichosa aplicación.



Lo interesante de la sesión no es solamente la herramienta utilizada, sino que ella fue parte de un pequeño proyecto organizado por la gente de SHOWstudio uniendo Instagram, Twitter y Tumblr. Mientras Cara Delevingne posaba con los animalitos más lindos del mundo, Nick Knight tomaba las fotos y Alex Fury, director de moda de SHOWstudio lo iba tweeteando todo.



"Pussycat, Pussycat" está inspirada en toda la cultura de internet con los memes y gifs de animales, mezclándolo con las tendencias de Otoño/Invierno 2012. Aunque la verdad es que en este caso ni la joyería ni la ropa importan tanto como el conejito, el pollito, los gatitos y los perritos que se roban el show - perdón por el uso excesivo de diminutivos pero es que ¡mira qué cositas tan preciosas!.


Algo me dice que esta sesión fotográfica le va a dar la vuelta al mundo teniendo varios de los elementos que hacen a algo viral en nada de tiempo: Animales adorables, una mujer preciosísima e Instagram.

Mira las fotos que faltan por acá.

La importancia de lo que se esconde




No me gusta hablar ni mucho menos escribir sobre política. Podría sonar contradictorio considerando que soy periodista y además nací y crecí en un país donde de alguna manera la política siempre encuentra la forma de filtrarse en cualquier conversación, pero es así. Mis reservas hacia tratar este tipo de temas tienen que ver con esa saturación que viví en Venezuela, llega un punto en el que simplemente te hartas de escuchar y hablar sobre las mismas peroratas y, en mi caso, decides que contribuirás lo menos posible a continuar incluyéndolas en el día a día. Se dan además porque este, por alguna razón que desconozco, nunca ha sido uno de mis temas fundamentales de interés y si bien acepto la importancia de mantenerse informado al respecto, siempre he pensado que no sé lo suficiente como para extenderme a hablar de ello, por lo que prefiero en muchos casos quedarme callada y limitarme a escuchar – cosa que creo que la mayoría de quienes viven en Venezuela y se la mantienen hablando de política también deberían hacer.

Sin embargo, algo muy claro para mí es que si tengo algo que decir, lo digo y precisamente para eso creé este blog.

Hugo, el alemán izquierdista

Cuando cumplí quince años pedí como regalo un viaje en vez de fiesta. Mis destinos elegidos fueron la Isla de Margarita en Venezuela, Cartagena y Santa Marta en Colombia. En Santa Marta conocí a un chico llamado Hugo, él me llevaba unos dos o tres años y era alemán, estaba de intercambio en Colombia y la familia con la que se quedaba lo llevó allá en unas vacaciones. Mi relación con Hugo pasó de un crush infantil a una amistad cargada de discusiones interesantes, seguimos en contacto por varios años y recuerdo en especial una conversación...

Un día, como todo extranjero ante un venezolano haría, desde su cómodo apartamento en Berlín Hugo me preguntó por Chávez. Yo le respondí con toda la sinceridad del mundo y le expliqué claramente no sólo mi experiencia, sino también mi desacuerdo con su manera de gobernar. Él, en pocas palabras, me respondió que, conociéndome, no entendía cómo yo podía estar en contra de un gobierno de izquierda como el de Chávez, con el cual él no sólo estaba de acuerdo, sino que respetaba, admiraba y apoyaba como izquierdista que era. Mi indignación no fue normal y nuestra discusión duró horas, llegando al punto en el que tuve que apartarme porque eran más mis ganas de montarme en un avión hacia Berlín para escupirlo que de seguir afirmándole lo perdido que estaba y el poco derecho que tenía para opinar tan firmemente considerando que nunca había pisado Venezuela y no tenía la más mínima idea de cuál era su realidad.

Esto pasó hace unos cinco o seis años, y desde entonces se me olvida cuántas veces he tenido esta misma discusión con montones de extranjeros, en especial europeos, que se consideran de izquierda, anti capitalistas, y aplauden desde el exterior el modelo de “socialismo” que Chávez lleva doce años intentando venderle al país que gobierna y al resto del mundo.

Camila, la chilena comunista

La primera vez que escuché de Camila Vallejo quise ser su mejor amiga. Me parecía impresionante y admirable como había conseguido ponerse al frente de un movimiento tan importante como el de la lucha de los estudiantes en Chile, respeté sus ideas, sus maneras y sus peleas y me llené de orgullo al ver como esta chica le daba una cachetada al machismo latino y a todos aquellos que dicen que la juventud de hoy no hace nada más que mirar a sus celulares y compartir estupideces en Tumblr. Yo no fui la única y de eso estoy segura.



Llegando a Chile y adentrándome más en todo el tema de la educación mi cariño y respeto hacia ella se mantuvo. Todo era muy bonito, hasta que Camila visitó Cuba y me pasó exactamente lo mismo que me ocurrió con Hugo al escuchar cuán visionario le había parecido Fidel Castro, el ejemplo que este representa y como todo en Cuba está pensado para beneficiar al pueblo, algo que para ella no se compara en nada con el modelo neoliberal chileno que no responde en lo absoluto a los intereses de la mayoría.

Yo no conozco Cuba, nunca lo he pisado, no he visto jamás en primera persona cuál es su realidad, pero si me dejo llevar por los cuentos que he escuchado directamente de la boca de quienes han vivido y literalmente escapado de ese país, puedo estar segura que no es en nada el paraíso libre y sin represión que Camila describe y que Fidel no es ningún visionario ni ejemplo de lucha sino un arrogante e intolerante dictador que se esconde tras una visión retrógrada y represiva de la política.

Al otro lado de la ventana

Para mí el mundo nunca ha sido blanco y negro, sino que al contrario, cuenta con montones de matices. Nunca en mi vida me he considerado pro capitalismo, tampoco socialista, anarquista, comunista ni nada. Lo que expresaré a continuación no lo digo para ponerme de un lado o de otro, sino para contar mi experiencia respecto a algo que muchos defienden sin conocer. Una cosa es lo que uno lee en los libros, ve en la tele o saca de internet. Otra cosa muy distinta es lo que se ve en la práctica, lo real y lo tangible.

No me gustan los políticos, no creo en ellos, a algunos quizás los respete un poco más que a otros pero en mi vida jamás me he sentido identificada ni he apoyado fielmente a ninguno, sea de la posición que sea. Lo mismo me pasa con las ideologías, si bien acepto las cosas buenas que pueda tener cada una, no puedo dejar de notar y criticar sus cosas malas hasta el punto en que ninguna me parece ser el camino a la verdad o la gran solución, ni siquiera creo que se acerquen a ello, y si bien respeto las opiniones y posiciones de cada quien – siempre y cuando no lleguen al fanatismo – a mí las ideologías políticas, así como los políticos, me parecen todas una gran bola de mierda, algunos en mayor medida que otros pero mierda al fin, nada que esté dispuesta a defender con todo mi corazón.

Viví en Venezuela la mayor parte de mi vida. Recuerdo exactamente el día que Chávez ganó las elecciones y el sentimiento de esperanza que se veía entre mis papás, los adultos más cercanos a mí en aquel entonces, quienes como millones más votaron por él y confiaron en su palabra. Yo tenía diez años entonces y no sabía absolutamente nada de política, no me interesaba, no tenía idea quién era ese tipo, qué había hecho ni qué decía que iba a hacer.

Llegaron el paro petrolero y los despidos masivos, pero para mí la política seguía siendo algo muy lejano. Recuerdo que tuve unas vacaciones muy largas del colegio y que cuando regresé varios de los niños que estudiaban conmigo comentaban que quizás no volverían el año siguiente, sus papás se habían quedado sin trabajo y ya no podían pagar la matrícula, sin embargo, como toda pre adolescente egoísta lo que no me afectaba directamente a mí no era importante.

Fue pasando el tiempo y fui viendo como mis primos, tíos y papás de varios de mis amigos, quienes anteriormente vivían muy bien, no sólo se quedaron sin trabajo sino que tuvieron que intentar mantener a sus familias vendiendo galletas o recargando cartuchos de impresoras hasta que consiguieron salir del país en busca de algo mejor o montaron sus propios negocios que nada tenían que ver con el petróleo. Me di cuenta de lo comunes que se iban volviendo entre mi familia y amigos las historias de asaltos, asesinatos y secuestros hasta que eventualmente a mí me pusieron una pistola en la frente y me quitaron de todo en un bus camino a la universidad, hasta que al ex novio de una de mis mejores amigas lo mantuvieron secuestrado por mes y medio, hasta que al papá de un conocido lo asesinaron por no querer entregar su camioneta tan fácilmente. Escuché a mis papás hablando acerca de los recortes de presupuesto cada vez más grandes que se iban haciendo en las universidades donde ellos daban clases, tuve que posponer vacaciones porque el cupo de dólares no alcanzaba, ver cómo mi mesada no sólo dejó de aumentar, sino que se iba reduciendo, escuchar muchas más negativas de mis padres cuando pedía ropa nueva o dinero para un viaje, ver como las salidas a cenar todos los domingos pasaron poco a poco de un buen restaurante, a una pizza, a un shawarma por persona una vez al mes.

Vi a mis compañeros de la universidad protestando por el cierre de RCTV, supe lo que se sentía que la Guardia Nacional te lanzara botellas y bombas lacrimógenas encima, como si fueras alguna clase de terrorista, en una de esas protestas. Terminé la universidad y no conseguí trabajo, cuando lo conseguí me di cuenta que el mayor salario al que podía aspirar se acercaba mucho más a lo que mi papá gastaba cada mes en el supermercado haciendo compra para nuestra familia de cinco que a lo que necesitaba para tan siquiera soñar en independizarme. Fui al súper mercado y noté como mientras iba pasando el tiempo iban desapareciendo misteriosamente toda clase de productos, desde los six pack de pudines que me compraban para mis meriendas cuando pequeña hasta algo tan básico como la leche, el azúcar, el aceite y la súper esencial y súper venezolana Harina Pan. Todas estas cosas durante el gobierno de Chávez.

Vi sus cadenas, leí sus declaraciones y me enfurecí al descubrir cómo él y sus seguidores describían un país que en la realidad no existía, cómo ignoraban la delincuencia que nos estaba matando lentamente, cómo hablaban de una bonanza económica que nadie además de unos cuantos funcionarios corruptos percibía, cómo le echaban la culpa de todo al imperialismo y el capitalismo mientras elogiaban el modelo cubano y hablaban una y otra vez de un fulano “socialismo del siglo XXI”.

Vi cómo regalaba el principal ingreso financiero de nuestro país a Nicaragua, China, Cuba, Bolivia y quién sabe a quién más mientras todos nos íbamos haciendo más pobres y Chávez sólo se preocupaba por engañarnos con "Misiones" y ayudas inverosímiles que no hacen más que promover el facilismo que tanto nos gusta a los venezolanos: "Yo sé que tienes siete hijos y vives en un rancho en Petare, pero mira la lavadora nueva que te regalé ¿No está bonita?".

La verdad los hará libres

Yo sé lo que es vivir en el “socialismo del siglo XXI”. Lo viví durante doce años. Vi cómo cambió al país que conocía y lo convirtió en lo que es hoy.

Me impresioné cada vez que di un paso afuera de Venezuela, y más aún cuando llegué a vivir a Chile y me di cuenta cómo las cosas funcionaban. Sentí la seguridad de sacar mi celular en la calle, la comodidad de montarte en un metro o un autobús que no sólo anda como tiene que andar, sino que está en condiciones lo suficientemente buenas como para que te acomodes en él tranquilamente, caminé de noche por aceras algunas veces llenas de gente y otras bastante vacías con la seguridad de que nadie me iba a atajar por detrás con una pistola, fui al supermercado y vi productos que no había visto en años, conseguí trabajo y descubrí que el sencillo sueldo que me ofrecían para comenzar me alcanzaba para alquilar mi propio apartamento, mantenerme e incluso ahorrar un poco. 

Todo esto lo he vivido y lo he comparado con la realidad de la que vengo y debo decir que aún no salgo de mi asombro. Es verdad que no todo es perfecto y maravilloso, ni cerca, pero ciertamente es mucho mejor.

Es aquí entonces cuando digo: que fácil es apoyar a un Chávez o un Fidel desde un país donde la situación se acerca más a la que unos definirían como “primer mundo” que al subdesarrollo. Que bonito es llamarse a sí mismo socialista, anti capitalista, comunista, izquierdista o lo que sea, cuando se lee a Marx desde un iPad, con una conexión a internet mayor a los 2mbps sentado tranquilamente en una estación del metro. Que rico es decir que las medidas políticas y de inclusión social de Chávez son ejemplares cuando lees las noticias en la página de algún medio de comunicación de tu país donde puedes sacar tranquilamente tu iPhone mientras te sientas en una plaza a comerte las Pop Tarts que compraste en el súpermercado – producto que en Venezuela, cuando por casualidad llega, te cuesta el equivalente a unos 20 dólares – sin miedo de que llegue alguien a apuntarte con un arma y te deje hasta sin zapatos.

Uno no conoce la realidad de un país hasta que la ve desde adentro. Entonces a todo aquel que lea algo como esto desde su casa en Estados Unidos, en Chile o en Inglaterra, le parece que su país está jodido por el capitalismo o cualquier otra razón y piensa que soy una pobre ignorante porque el mundo está mal sin importar donde vivas, yo le digo esto: Que bueno que tengas tus opiniones, que bueno que cuestiones lo que pasa en el lugar en donde estás, que bueno que desees algo mejor de lo que tienes, excelente que te identifiques con alguna ideología y la defiendas, no pierdas eso jamás porque son pensamientos que valen oro. Es cierto que el mundo está mal, pero date cuenta de que lo que tú ves desde afuera es muy diferente a lo que vemos los que lo hemos vivido y esas ideas que ves como la solución a todos tus problemas son, en la realidad, nada más que un fraude, porque el ser humano siempre va a encontrar la manera de cagar todo en la práctica.

Antes de defender a capa y espada ese modelo/dirigente político de Venezuela, Cuba o donde sea que tan ejemplar te parece, date una buena vuelta por alguno de esos países, o al menos siéntate a hablar con gente que provenga de ellos, conoce qué tienen que decir al respecto, infórmate sobre lo que en verdad pasa y no te quedes sólo con esa imagen que estás viendo desde el exterior en tu televisor LCD.

Puede que te sorprenda cómo es en verdad la situación y cómo actúa realmente ese visionario líder que tanto dices respetar sin siquiera conocer.

¿Problemas de concentración?


Miranda July te tiene la solución.

Muy útil para alguien como yo quien tiene el mismo nivel de concentración que un chihuahua. Nada más escribir esta miniatura de post y publicarlo me tomó unos veinte minutos, lo cual es mucho considerando que sólo consta de cinco líneas y un video, la cosa es que en el proceso un amigo me habló al chat de Facebook, empezó un capítulo de Grey's Anatomy que no había visto y se me atravesaron unas fotos nuevas de Santiago Sepúlveda.


R.I.P. Camila







Ahora sí estoy segura de que nunca te tomé suficientes fotos...

Nunca voy a dejar de hablar del Lollapalooza


Como expliqué en mi post anterior, mi fin de semana fue de dedicación exclusiva al Lollapalooza en Chile, cosa que aunque no se planeó así llegó en el momento ideal para sacarme de la mente la noticia de la muerte de Camila, algo que aún hoy me da ganas de llorar... Pero mejor pasemos a temas más felices, como la reseña que escribí de ambos días del Lolla para SmartMusic y que ahora quiero postear aquí, con fotos incluidas.



En la vida de un melómano hay ciertos acontecimientos que llevan un nivel extra de importancia y que de ninguna manera se pueden dejar pasar, uno de ellos es el festival de verano. En mi caso, me estrené con la segunda edición del Lollapalooza en Santiago de Chile.

Desde Venezuela uno escucha hablar de aquellos lejanos eventos que juntan a un cartel interminable de artistas a quienes nosotros allá nos conformaríamos con ver tan sólo una vez y sin acompañantes. Pasas tu vida viendo las presentaciones con dos días de atraso en Youtube, o si nos acercamos un poco más al presente, por stream, mientras te imaginas algún día paseando sin franela, agarrando sol y bailando frente a una tarima entre la gente más linda que has visto jamás para ver a las bandas más increíbles que pueden existir. Así se van armando las expectativas hasta que llega el momento en el que por fin te toca… Y todo resulta mejor de lo que te imaginaste.


  • Día 1: 


Son las 12:25 del mediodía en Santiago, el sol no da para más y yo voy entrando al Parque O’Higgins para comenzar con esto. Me toca correr porque me quedé dormida y ya ESDLCP empezó a mezclar en el Perry’s Stage hace diez minutos y no me quiero perder más nada. Después de un poco de confusión con respecto al mapa y la ubicación del escenario entro al Movistar Arena, que a esta hora está bastante vacío. A ojo diría que somos unas doscientas personas las que estamos aquí para escuchar las mezclas de José Manuel Cerda, lo cual para mí no representa ningún problema, total, más espacio me queda para bailar tranquila.



Termina el show y me quedo adentro esperando a Adrianigual, mi idea en este país es ver a todos esos chilenos que sigo desde que estaba en Venezuela pero aún no he tenido chance de cachar. Cada vez son menos los que me faltan por tachar en esa lista y el Lollapalooza me lo hace aún más fácil. Con su blazer estampado de leopardo en medio de aquel calor se monta el susodicho a hacer de las suyas. Baila mejor que cualquier chileno que haya visto, eso es seguro, y a pesar de lo delgado su presencia en ese escenario es la de un gigante mientras canta “Siglo XXI”, “Arde Santiago” y todos pegamos brincos.




Felipe, quien me acompañó durante el show, me convence de quedarme a ver a Ritmo Machine, la verdad es que mi horario para ese primer día está bastante relajado así que por qué no. Fue una buena decisión. Aunque hasta entonces era muy poco lo que los conocía es espectacular el show que montan Chico Claudio, Latin Bitman y Eric Bobo, acompañados estelarmente por C-Funk (Los Tetas) y Pancho G (Mawashi), sacando la vena caribeña quién sabe de dónde con “Welcome To The Ritmo Machine”, “El Diablo” y más.

Tras un necesario almuerzo y una pasada por Thievery Corporation, Pretty Lights y hasta el Kidzapalooza para ver a 31 Minutos y su "amigo mexicano" - a quien los demás conocemos como Cosme, de Café Tacuba - ya yo me he adaptado muy bien a esto de ir paseando entre los escenarios asomándome a ver quién toca, eso al menos hasta las siete de la noche cuando en mi horario están bien marcados Crosses y Cage The Elephant, casi al mismo tiempo.



Después de un excelente show de Crosses y uno medio aburrido de Cage The Elephant toca ver a Arctic Monkeys. Como es de esperar los alrededores del Coca Cola Stage están a rebosar y si bien la banda liderada por Alex Turner toca sus mejores canciones y da un espectáculo tan regio como es de esperarse, uno por dentro desea que se les olvidara sólo por hoy que son británicos y tienen que cumplir con el estereotipo de frialdad que se les achaca. Una sonrisita no habría estado de más muchachos.


Filmado por Felipe., quien estuvo en la cancha y vivió para contarlo.

Ahora, llegan las 9:30 y el cerebro me dice que debo ver el show completo de Björk, pero mis pies son más poderosos y me llevan de vuelta al Perry’s Stage a ver la última hora de Calvin Harris. El Movistar Arena está a reventar, sólo con Morrissey lo había visto así, con la gran diferencia de que esta vez uno no sabe si lo que siente bajo los pies es un terremoto o el efecto de trece mil personas saltando y bailando al mismo tiempo. Es verdad que me perdí más de la mitad de una de las mujeres más importantes en la historia de la música moderna, pero no me arrepiento de nada porque Calvin se la comió.




Se acaba aquello y salgo corriendo a ver lo que queda de Björk, no fue tanto lo que me perdí porque aún queda una hora más de un show donde uno no sabe si mirarla a ella o al coro de diecisiete ninfas que la acompañan cantando tanto temas de Biophilia, su último disco, como los clásicos “Hidden Place” y “Army of Me”.


  • Día 2: 




Habiendo vivido casi toda mi vida en Maracaibo, bajo sus temperaturas extremas de 35 -38 °C, si hace dos meses me hubiesen dicho que iba a estar ahogándome del calor bajo 29 grados de temperatura me habría reído mucho, pero eso fue hace mes y medio, no ahora. Yo no soy la única que está sufriendo, se nota, pero me aguanto todo por seguir con el segundo día y para mí, el más importante del Lollapalooza, empezando por Alex Anwandter en el Alternative Stage, quien además de cantar varias de mis favoritas como “Bailar y Llorar”, “Casa Latina y “Cabros” – de sus tiempos en Odisea – le hace el homenaje más emotivo que he escuchado en toda la jornada a Daniel Zamudio con “Tatuaje.

A la una en punto termina Alex y comienza mi corredera hasta el Claro-LG Stage para ver a Foster The People, quienes más que un concierto dieron una fiesta, y pasar toda una hora bailando, saltando y coreando cada tema de “Torches”. Lástima que me perdí el gran final con “Pumped Up Kicks”, pero en estos casos hay que priorizar y necesitaba lanzarme hasta el otro extremo del parque a tiempo para ver a Friendly Fires bien de cerca.



Ed Mcfarlane bailará terrible, pero lo hace con tanta seguridad y él y el resto de la banda llenan ese escenario de tal manera que uno no puede sino aplaudirlos hasta que se le enrojecen las manos. El calor ya llegaba al punto de la desesperación y todos, hasta ellos mismos, estábamos bañados en sudor, pero no por eso íbamos a dejar de cantar con “Jump In The Pool”, “Hawaiian Air”, “Paris” y “Live Those Days Tonight”. Definitivamente uno de las mejores cosas que vi en todo el fin de semana.

Llegó el turno de Band of Horses, a quienes estoy esperando por ver en vivo desde hace como cinco años y no me decepcionan en lo absoluto, pasando por todas las grandes de “Everything All The Time”, para mí su mejor disco, y unas cuantas más de “Infinite Arms”. Ya para este punto no aguanto el calor y el sol en la cabeza así que antes de ir a ver a TV On The Radio decido pasar por la única “sombrita” segura que conozco y me meto en el Perry’s Stage a ver a Crystal Method un rato. Sin querer queriendo termino bailando más de la mitad del set, con aparición de Foster The People en el escenario incluida, casi como para compensar el hecho de que no los vi tocando el hit con el que se dieron a conocer y que Crystal Method remezcló.



De pronto me acuerdo de TV On The Radio y toca correr de nuevo, llegando justo a tiempo para escuchar “Golden Age”, no sin antes hacer una parada técnica y terminar almorzando sentada en la grama, escuchando a Tumde Abedimpe mientras pedía al público que le cantara el cumpleaños a su abuela, quien según él ese día estaba celebrando algo así como los 285 años. Se termina esto y empiezo mi recorrido por el parque hacia el Alternative Stage para ver a Peaches que se montaba hora y media más tarde y a quien necesitaba ver desde primera fila, claro que voy con calma para que me dé chance de agarrar a Joan Jett. Es ahí cuando me pasa lo que nunca me hubiese imaginado y me consigo a Tyler Ramsey y Bill Reynolds de Band of Horses muy relajados viendo a la gran Joan.




Después de mi momento de fan enamorada, mucha tembladera, las respectivas fotos y una breve conversa que me dejó como adolescente viendo a Justin Bieber, me voy moviendo un poco más hacia el Alternative, a tiempo para la última media hora de Ilyia Kuryaki and The Valderramas quienes tenían aquel rinconcito repleto de gente disfrutando de las muy coreables “Funky Futurista” y “Abarajame”.

A lo que esto se acaba sale aquel montón de gente a ver a MGMT, yo también quiero, pero Peaches lleva mucho más peso en esa balanza así que ahí me quedo, pegadita a la baranda para verla salir con su look tan particular a dar brincos por aquel escenario, lanzarle champaña al público, azotar a sus bailarinas y montar un show que un amigo antes me había descrito de esta misma forma: “IN-CRE- Í-BLE”. Tuvo toda la razón.



Unos quince minutos antes que se acabe decido hacer lo posible por alcanzar lo que queda de MGMT, por suerte logro llegar con “Weekend Wars”, la cual pareciera cerrar el show, pero por supuesto que se necesita un encore y regresan con “Time To Pretend”. Aunque en un principio pensé que mi opinión debía estar mal gracias a lo poco que alcancé a ver de ellos, los comentarios posteriores me hicieron darme cuenta de que efectivamente, a MGMT le faltó emoción en el Coca Cola Stage. Quién sabe, quizás no era el momento oportuno, aún les tengo la fe suficiente como para verlos de nuevo, esta vez de principio a fin.



Una buena distribución del tiempo y la cercanía entre escenarios me permitió entrar al Perry’s de nuevo a ver por qué tanto alboroto con Skrillex, además de cumplir mi fantasía adolescente de ver alguna vez a Sonny Moore, porque para mí él nunca va a dejar de ser el vocalista de From First To Last por quien me desvivía en mis tiempos de niña emo. Si bien el Arena estaba que explotaba algo en mí no aguanta el dubstep por más de veinte minutos así que eso fue todo lo que me pude quedar ahí dentro, además, ya era hora de ver a Foo Fighters y aunque no hubiese querido hacerlo, bandas como esa son obligatorias.

Aquel espectáculo programado para ser de no más de dos horas y media terminó convirtiéndose en uno de tres horas, durante las cuales Foo Fighters tocó frente a una cantidad inimaginable de gente, un público tan grande y tan entregado al momento que hasta en las caras de los integrantes se notaba que simplemente no lo podían creer. El carisma y el genio de Dave se hacen sentir, sin importar cuántos miles de personas hayan entre tú y él, y tras un espectáculo que no se debió haber acabado nunca puedo decir, con toda la propiedad del mundo, que nadie sabe todo lo que verdaderamente es Foo Fighters hasta que no los llega a ver en vivo.

Pasaron por todas, “Everlong”, “Breakout”, “White Limo”, “Learn To Fly”, “Rope”, “My Heroe”, “Wheels” e incluso un cover que nadie se pudo haber imaginado de “Bad Reputation”, acompañado nada más y nada menos que por la autora de tal temazo y la merecedora del título de “héroe” que Dave le dio al presentarla: Joan Jett. En su primer show en Chile esta banda arrasó con todo, aún cuando se suponía que ya habían terminado nadie, absolutamente nadie se movió de su puesto. Todos necesitábamos más y ellos se encargaron de dárnoslo, prometiendo volver pronto al país que los recibió como los grandes que son y cerrando con broche de oro un festival que ninguno de nosotros va a olvidar jamás.

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