Con la tecnología de Blogger.

wanderlusting, edición La Puerta


Este post viene con más o menos una semana de retraso y culpo al bajón de luz que me dejó sin módem y sin internet por dos semanas.

Quien me conozca sabe que una de las cosas que más amo es viajar, y a pesar de tan sólo tener un mes sin salir de Maracaibo me hacía falta una verdadera escapada, de esas en las que dejas todo botado, hasta el celular y simplemente te entregas a disfrutar y absorber todo lo que tienes a tu alrededor.

Ni el presupuesto ni el tiempo daban para mucho más así que escogimos el destino preferido de los maracuchos (después de Miami) para escapar de los días más insoportables en la ciudad, a.k.a. La Feria de La Chinita. El viaje fue un éxito. No se puede esperar mucho menos si estás con tus mejores amigos en una casa preciosa y además, agarrando friíto. A mí de verdad que me cayó de maravilla, no sólo me divertí sino que tuve chance de relajarme y sacarme un montón de cosas que cargaba encima molestándome, justo es decir que regresé a Maracaibo renovada. Por supuesto, mi cámara me acompañó y aunque aún no tengo todas las fotos porque JORGE NO LAS HA PUBLICADO EN NINGÚN LADO - eso es para que Jorge lo lea y le de vergüenza - aquí van algunas, al menos las tomadas por mí.

 


Más fotos en byebyevzla.tumblr.com y flickr.com/maviparra.

desde arriba se ve mejor


O al menos eso es lo que piensa Bernhard Lang, un fotógrafo alemán que se dedicó a explorar un ángulo distinto al momento de tomar sus fotografías, publicando sus resultados en su más reciente libro: Aerial Views.


Las actividades más comunes y cotidianas se ven totalmente distintas cuando las observas desde el punto de vista de un pájaro o un avión, lo cual hace que sus fotografías sean un poco difíciles de descifrar al principio, pero lo suficientemente interesantes para atraparte por un buen rato.




Si no te alcanzan los cupos de Cadivi para comprar el libro y ver más de esto, que no cunda el pánico, dando clic aquí puedes ver la versión online del libro.

oh lady you're so dark





Yo no soy muy de hacer moodboards y esas cosas, siempre me aburro y los dejo por la mitad, pero este es mi intento flojo de hacer uno, simplemente lanzando cosas porque la paciencia no me da para esos collages en photoshop.



Quizás se deba al libro que estoy leyendo, a escuchar demasiado Morrisey y White Lies o a los bellísimos días grises que están haciendo de vez en cuando en Maracaibo, pero básicamente esto define lo que tengo en la cabeza ahorita. Eso y que soy súper darks, OB-VI-O.

Edward Gorey.

Filosofando...


Antes que nada, lee esto.

Prosigamos.

Esta soy yo hoy: 


Pura seriedad ¿no?.


Tengo 22 años, un trabajo estable, un sueldo normal, vivo en casa de mis padres y el plan es que en unos meses me mude a Santiago de Chile. Soy una niña, honestamente así me considero. No me siento en lo absoluto como siempre pensé que debía sentirse una mujer de 22 años que trabaja, gana un sueldo y está a punto de vivir sola y ser “independiente”.

Si yo me siento así de inmadura, indecisa y mis metas más concretas están a tan solo meses de cumplirse, ¿qué hace esa gente que ya tiene su vida completa planificada? Aquí estoy yo que ni siquiera te puedo decir qué carajo voy a estar haciendo de aquí a un año y la sola idea de planear el resto de mi vida me asusta como nada.

No siempre fui así, de verdad que no. Hasta no hace mucho tenía una serie de planes y metas bastante concretas que incluían graduarme de la universidad (checked), conseguir trabajo en una revista (checked), mudarme del país (almost checked) y de ahí en adelante trabajar en más revistas hasta ganar la suficiente experiencia para tener una propia (¡¿UH?!). Esa era mi meta principal, y no digo que ya no lo quiera, solo que una serie de experiencias y aprendizajes consiguieron que esta se convirtiera en tan solo una de las mil trescientas cosas que me encantaría lograr. En algún punto, mi futuro dejó de verse tan simple y lineal para convertirse en una mezcolanza de sueños, metas y deseos, y la pura verdad es que lo prefiero así.

Entonces me pregunto, ¿cómo hace esa gente que a mi misma edad, incluso antes, ya tiene todo su camino trazado y sabe exactamente cómo y a qué velocidad seguirlo?. Estoy hablando de esa gente que sabe que seguirá trabajando por algunos años más, encontrará alguien con quien casarse, comprará una casa, tendrá tres hijos y los inscribirá en un buen colegio mientras continúa levantándose de lunes a viernes a la misma hora para trabajar hasta la misma hora y llegar a casa a la misma hora, ¿ES EN SERIO GENTE? ¿EN SERIO ESO ES LO QUE ESPERAN DE SU VIDA?.

Yo supongo que será fácil vivir así. No tengo nada en contra de quienes eligen ese futuro y no ven más allá de él, ha de ser sencillo estar dispuesto a caer en ese punto de comodidad y quedarte ahí por el resto de tus días... O hasta que te vuelvas loco, mates a toda tu familia y luego te pegues un tiro - es broma, eso no les va a pasar, lo siento.

Honestamente eso a mí me petrifica, si tú lo quieres bien por ti, que excelente que seas feliz dentro de tus sencillos, definidos y alcanzables deseos. Pero eso no es lo mío, gracias.

Me atemoriza pensar en tener un camino tan concreto frente a mí que ya sepa exactamente por donde tengo que ir, sin dar un paso en falso, sin cruzar por donde no es. Me paraliza del miedo el pensar en llegar a un punto de total confort en mi vida, donde todo sea fácil y todo sea tranquilo por la sencilla razón de que todo es exactamente igual. Que cada día sea idéntico al anterior. No sé por qué eso me suena a estar en coma, a no sentir nada, digo ¿no le pierde uno la emoción a las cosas si sabe exactamente cómo van a terminar?. Es como  una película de Kate Hudson, sí, quizás sea algo entretenida y te rías o se te salga una que otra lagrimita, pero ya sabes exactamente cómo será el final y cómo será todo el proceso hasta llegar a él, ¿dónde está el suspenso? ¿la emoción? ¿dónde queda lo espontáneo y el elemento sorpresa? ¿el gancho de la historia?.


A veces me ha pasado que me he despertado con una versión menos apocalíptica de ese sentimiento y ha sido ahí cuando me he dado cuenta de que algo está mal y tengo que salir de donde sea que esté, que yo no soy esta clase de persona y que esto que estoy haciendo me está consumiendo. Ahorita, de hecho, he estado atravesando una etapa más o menos así, de la cual estoy haciendo todo lo que puedo por salir y afortunadamente, ya veo como mi alrededor ha empezado a cambiar.

¿Sabes que es lo bueno de no saber qué tienes que hacer? Que eso te da espacio para absolutamente todo lo que quieras, tomar todas las oportunidades que se te presenten y disfrutarlas hasta que ya no les puedas sacar nada más. Ahorita, si quisiera, podría renunciar a mi trabajo, irme de mochilera a Nepal y dedicarme a vender pulseras de canutillo y comer hierbas de montaña para subsistir. El no tener un plan definido me permite embarcarme en todo lo que se me presente, sin importar si voy a tener éxito o no, me permite cambiar de opinión si eso es lo que quiero, cometer todos los errores posibles, crecer, arrepentirme de cualquier cantidad de cosas, aprender mil más y saltar de un lado a otro según me venga en gana, o al menos hasta que encuentre algo que me apasione y me llene tanto que pueda quedarme allí para siempre.

Claro que tengo mis metas, claro que quiero hacer cientos de cosas, tantas que a veces siento que no me alcanzará el tiempo, pero no tengo un mapa ni un timeline trazado, quizás llegue a Chile y me quede ahí por siempre, quizás no, quizás consiga el trabajo de mis sueños, quizás no consiga trabajo y termine friendo papas en McDonalds o conozca al amor de mi vida, me case y tenga tres hijos y una vida común y corriente (MIEDO). Pero pase lo que pase sé que algo voy a aprender, algo voy a resolver y algo voy a conseguir.

Mi mayor miedo es despertarme un día y darme cuenta que llevo diez años haciendo lo mismo, sin aprender ni alcanzar nada nuevo en tanto tiempo que ya ni me acuerdo cuando fue la última vez que me emocioné de verdad.  

Así que no, no quiero tener todo perfectamente planeado y no, no quiero limitarme a un único camino recto, sin curvas, cruces y vueltas en u. Si me preguntas, la vida no se trata de eso y sería insoportable si así lo fuera.