Con la tecnología de Blogger.

Un poco de humble bragging para empezar el año


Humble Brag: Afirmación en la que se pretende ser modesto pero que en realidad es usada para alardear respecto al éxito o logros personales. 
La verdad es que nunca he sido muy buena con las resoluciones de año nuevo, a veces he llegado a pensar incluso que todos somos iguales en este sentido y ese tema del papelito con las metas y objetivos para el año que comienza no es más que un invento para hacernos perder el tiempo y castigarnos el siguiente 31 de diciembre por no haber cumplido nada.

Así que después de darle unas cuantas vueltas al asunto he decidido que ni me interesan esas resoluciones, que no voy a anotar nada y que simplemente voy a seguir haciendo las cosas porque se me antojan.

No creo que para uno ser mejor persona, estar más saludable o trabajar en lo que en verdad le apasiona se necesite proponérselo cada 1 de enero.



Sin embargo, eso no significa que no vaya a hacer nada para rememorar el año que termina. Yo, que soy fanática de los recuentos, lo necesito, así que a continuación he decidido recordar todo aquello que me hizo bien en 2012, lo más bonito, lo que más me lleno de orgullo y todo lo que alcancé a cumplir, sin tener que plantearme ninguna resolución ni usar pantaletas amarillas para atraer la buena fortuna.

Definitivamente lo más importante, no sólo en 2012 sino en mis cortitos 23 años de vida, ha sido mudarme a Santiago. Para mí, que desde que tengo memoria quise abandonar mi amada Venezuela para salir a recorrer el mundo, el reto de mudarme a una ciudad y un país donde conocía al gran total de tres personas no fue atemorizante en ningún momento sino algo que tenía que pasar.

Como siempre les digo a todos: A diferencia de la mayoría, yo no dejé mi país porque tuviera que hacerlo, sino porque siempre lo quise, porque el mundo es muy grande y yo no puedo no conocerlo. No me daba miedo irme, me daba miedo estancarme.

De ahí en adelante no sólo logré conseguir un trabajo y establecerme dentro de esta enorme y preciosa ciudad, sino que además conseguí un lindo grupo de amigos, que si bien puede parecer pequeño, me ha aportado muchísimo más en estos diez meses de lo que pudieron hacerlo la mayoría de las personas que he conocido en toda mi vida.

Este año lo pasé haciendo una de las cosas que más satisfacción me dan en la vida: Asistir a conciertos. Probé lo que sería mi primer festival de música, vi y volví a ver a algunas de mis bandas y artistas favoritos, conocí a muchos que no cachaba de antes y hasta cambié mis opiniones respecto a algunos luego de verlos de frente.

Quizás no conseguí viajar tanto como me hubiese gustado, pero aún así conocí lugares geniales y pasé ratos excelentes, además de empezar a planear los viajes que definitivamente tendré en este 2013 y que prometen ser mucho más sustanciosos.

En 2012 aprendí a dejar atrás aquello y aquellos que no me dejaban avanzar, y si bien aún queda uno que otro muertito por ahí que aún sigo arrastrando, el peso se hace cada día menor, algo que va completamente acorde con la vida simple que he decidido que quiero para mí y en la cual he estado trabajando desde que comenzó el año.

Entendí lo verdaderamente bonito que es ser espontáneo y no cerrarse a ninguna posibilidad, que es posible hacer cualquier cosa simplemente porque se te antojó hacerlo, y que las explicaciones no se las debes a nadie y en muchos casos, ni siquiera existen o tienen por qué existir.

Sin embargo, creo que lo más importante de este año fue aprender la importancia y el disfrute que conlleva estar sola. Para una persona que hasta hace dos años veía terrible el ir al cine o comer sin acompañantes, el salto hacia la soledad deliberada fue uno grande, pero sumamente satisfactorio.
Todavía queda camino, pero he aprendido a no avergonzarme de mí misma y a dejar de ser tan exigente respecto a mí y mis errores.

Este año maduré de golpe, y sin embargo, conseguí la manera de seguir siendo una niña. Podré tener 23 años, vivir sola y todo el cuento de la mujer independiente, pero aún me siento como si tuviera 18 recién cumplido y todo fuera nuevo, maravilloso y divertidísimo, cosa que espero no cambiar jamás.

Para 2013 hay muchísimas cosas que quiero hacer e intentar, mas me rehúso a ver estas como resoluciones pues no quiero sentirme obligada a perseguirlas si por alguna razón dejan de llamar tanto mi atención. Como dije en un principio, si voy a hacer algo será porque así se me apetezca.

En fin, son muchas las cosas de las que puedo enorgullecerme, cosa que todos deberíamos hacer, porque dónde está la gracia en esconder los logros propios.

Así que tú ¿De qué tienes que alardear en este comienzo de año?



2 comentarios:

Anónimo dijo...

salimos al mundo.. crecemos.. algunos terminaremos siendo pequeños niños viejos...

que sea un buen 2013 para ti.

Ma. Virginia Parra dijo...

¡Gracias! Un muy buen 2013 para ti también :)